Slup!...La mega cagada
Era la hora de partir a mi casa, lo único que quería hacer era cenar y quizás después dormirme, mis ojos se abrieron como plato al ver a parte de la familia de mi mamá congregada en la sala de mi casa. ¡Puta madre! me dije hacia mis adentros, puse la misma cara de estupida como cuando saludo a los clientes que visitan el ciber donde trabajo. Si oyeran mi psicosis interna escucharían lo siguiente:
-Puta madre, ¿qué no pueden venir otro día cuando no venga cansada y con ganas de mentarles la madre a todos?
Sí, me sentía la chica más hipócrita del planeta saludando y poniendo “mi mejor cara”. Mis primos estaban felices de verme, o al menos eso aparentaban…quizá eran tan hipócritas como yo en ese momento, yo que sabia tenia hambre, tanta hambre como para comerme a uno de mis primitos en carnitas.
Todos me miraban como una marrana pero no me importaba, tenia hambre y lo único en lo que pensaba en ese momento era comer y comer, las reglas de etiqueta me importaban un pepino yo quería seguir comiendo hasta reventar, mi hermano queriéndose hacer el chistosito, como siempre, me dijo:
-Voy a pasar mi mano por aquí no te la vallas a comer también.
Era el peor chiste que escuchaba en mi vida, bueno…la verdad es que no era el peor pero en ese momento me lo pareció, lo peor no fue que lo aya dicho sino que todos los presentes se comenzaron a reír como los idiotas que son, en ese instante odiaba a medio mundo.
Había comido, no, mejor dicho había tragado pues no recuerdo si había masticado, estaba llena y ya feliz ahora si no me parecían tan estupidos incluso me estaba divirtiendo tanto que ni ganas de dormir tenia. Pero los estragos de comer tan apresuradamente estaban formándose en mi intestino, me levante tan rápido como pude y me dirigí al cuarto de baño apretando las piernas, sentía los ojos de mis familiares sobre mi, quizá se preguntaban porque caminaba de esa manera tan extraña; abrí la puerta y fue como si la taza del baño resplandeciera en ese momento, era lo más hermoso que había visto en toda mi feliz vida.
Baje mis pantalones negros, ¡justamente tenia que ponerme los pantalones que me apretaban!, fue un tremendo lío bajármelos en esa ocación, estaba desesperada el demonio quería salir, ¡lo sentía corriendo por mis entrañas!. Me senté en la taza como mejor pude, solo se escucho un largo slup, mi cara era de satisfacción total, quizá era parecida a la de un orgasmo, estaba volando, me sentía ligerita y libre de todo el mal, aquello era mejor que ser exorcizado…
Mis ojos se abrieron como nunca, sentía mis ojos salirse de las cuencas orbitarias cuando mire la taza, ¿Cómo una chica tan delgada y pequeña podría arrogar tremendo monstruo?, era como ver a la mancha voráz parte 50,000 pero en café y con pedazos de elote medio machacado. Aquello me causaba repulsión quien diría que de un momento a otro se había convertido en algo tan terrible cuando hasta hace unos minutos había sido algo tan placentero y agradable, ¡claro sin mencionar aquel fétido olor!, afortunadamente contaba con aromatizante aroma a pradera del bosque, efectivamente el baño olía a excursionista cagando en el bosque, después de estar embelezada por algunos minutos con aquel monstruo sabía que era hora de decirle adiós, por alguna extraña razón bajarle me causaba nostalgia y no es que me haya enamorado de tan fea y asquerosa cagada, solo era que estaba sorprendida de que fuera yo quien arrojara semejante cosa…
El adiós era inevitable, tenía que desprenderme de ella pues estaba a punto de devolver el resto de lo que había comido…así que estire mi brazo y le di la última mirada, una mirada…llena de nostalgia…tome la palanca y tire de ella.
¡Puta madre!, me volví a decir, ¡¿porqué a mi?!, ¡justamente hoy se tenía que acabar el agua!. Estaba desesperada, ¡que iba a hacer yo con esa mega cagada!, no había agua en el tanque del baño, tenía que salir y buscar afuera. ¡No!, ¡no podía salir!, me decía, si alguno de mis parientes entraba y veía eso…no, no, ¡ni pensarlo!.
¿Que iba a hacer? Eso no lo podía ocultar tras un chorrito de limpiador líquido que había sobrado en la botella, ¡Ah!, ¡¿qué iba a hacer?!, ¡orinar!, sí, eso bajaría aquello, baje de nuevo mis pantalones y me senté de nuevo, pero tras unos minutos me di cuenta de que no tenía nada mas que arrogar ¡el demonio se había llevado consigo cualquier excedente en mi cuerpo!
Ahí estaba...sentada, pensando, que hacer con la mega cagada, estaba tan estresada que pensé cortarme las venas y depositar mi sangre para que bajara el baño, pero que estupido hubiera sido ¡suicidarse por una mega cagada!, en ese momento pensaba en cosas extremadamente estupidas. Entonces entre mis delirios de desesperación se me ocurrió buscar dentro del baño, ¡¿por qué no se me había ocurrido antes?!, no te emociones me decía a mi misma.
Mis ojos se abrieron lo máximo posible, me arrodille y alce las manos al cielo y dije:
-¡Bendito piltrafa! ¡Gracias!, gracias por castrarme esta mañana para que te diera agua ¡gracias!
Estaba tan feliz, tan feliz que tenia una sonrisa como la del Wason grabada en el rostro, por fin me iba a deshacer de ella, la odiaba, la odiaba como jamás había odiado a algo, vacié el agua de la cubeta a la taza, un hoyito se abrió entre toda la mierda. ¡Maldición! La mierda rebajada no bajaba, al contrario estaba subiendo ¡¿Por qué a mí?! Me repetía incesantemente mientras jalaba mis despeinados “rizos”, estaba a punto de llorar pues la mierda subió hasta el ras de la taza, si subía un poquito mas se iba a derramar, ¿que iba a hacer ahora?, mi mundo se derrumbaba junto con la mierda que ya se estaba saliendo…
Sabía que necesitaba ayuda, así que tenia que guardarme la vergüenza y gritarle a mi papa para q me viniera en mi ayudar; pero si lo hacia toda la familia se hubiera congregado alrededor de la taza como una comunidad de brujos alrededor de su caldero…¡Ja! ¡Solo faltaba que la mierda burbujeara y me atacara!
Dicho y hecho todos mis familiares se había reunido en el baño, mamá me regañaba porque había ensuciado completamente el baño, el cual acaba de lavar esa mañana, mis primos se reían y se estaban poniendo a imaginar que figuras formaban los granos de elote esparcidos en el piso, mi tía estaba arqueando más sin embargo no salía de ahí, pareciera que también le había causado el mismo efecto que en mi al principio. Parecíamos sardinas, todos apretados y reunidos admirando a la mega cagada.